Carta
Secuestrados tendrán voceros
Julio 01 de 2005
Familiares de políticos, extranjeros y militares que permanecen secuestrados por grupos alzados en armas, les pidieron al ex presidente Alfonso López Michelsen y al ex ministro de Estado Álvaro Leyva Durán que se constituyan en defensores de quienes por razones del conflicto interno que afecta a Colombia han perdido su libertad.
“Queremos que sean ustedes intérpretes de nuestros parientes que luchan por sus vidas y por su pronto retorno al seno del hogar. Ésta es nuestra solicitud y nuestro más caro deseo¨, dice uno de los apartes de la carta enviada a López Michelsen y Leyva Durán por Marleny Orjuela Manjarréz, presidenta de Asfamipaz; por Claudia Rujeles de Jara, esposa del ex gobernador del Meta, Alan Jara; por Patricia Helena Perdomo González, hija de la ex representante Consuelo González de Perdomo; por Yolanda Pulecio, madre de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, y por otras veinte personas que son parientes de los secuestrados tanto en el Valle del Cauca como en el resto del país.
“Nos tomamos la libertad de dirigirles esta carta por ser el primero de ustedes -López Michelsen- quien se ha constituido en defensor por excelencia de los derechos de los colombianos en momentos en que el país sufre el más prolongado conflicto interno del mundo. Usted, señor ex presidente López, con su brillantez y talento, con su formación humanística y de avezado jurista y la experiencia acumulada durante más se sesenta años de vida pública dedicada a la consolidación de la democracia nacional, se ha dado a la tarea de poner de presente la necesidad de convertir en realidad el intercambio humanitario que conduzca a la liberación de quienes han perdido su libertad por razones de la cruenta contienda fraticida”, afirma la misiva.
“Usted doctor Leyva -agrega- ha sido un ferviente defensor de esas mismas tesis. Su dedicación a tareas de paz durante más de veinte años -incomprendido y estigmatizado por algunos- lo han convertido en una personalidad experimentada en asuntos como los que acá aludimos. Hemos tenido el gusto de escucharlo en reuniones promovidas por nosotros para conocer sus opiniones y recibir sus consejos, y siempre ha estado atento a nuestras angustias y llamados. Somos conocedores de sus iniciativas dirigidas a aliviar la pena de muchos; sabemos que su voz ha sido atendida; sabemos de sus logros”.